![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnrVFX2uEZz_CyyF2BBEdJgqaF-RhIZQijXylxj9DA0f1PvZMfFT9AwRRa1qB0cXj0givAp3k-RBWaMHtbcqcQ3xaCFDAFdl7BRS3Z6lr-36HATLNt1kjd6AT4OfA0zoqmUdwvB79jVeFy/s400/cuaresma%25202013%5B1%5D.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRs_LraAZyADb4NdweVeonJ2wNRqolcfDVJFPgXFtd7-F4n9t8aDVUgQ6Fh3lLk1y9MliG5NI-yRBxNDYY8opDDb5TG2KKROTCzhIyR4CAg57u8wjmXnwr2X1vQHWnb13GJO3JkEAjztIp/s320/cuaresma-2013%255B1%255D.jpg)
Para
contestar la pregunta:
¿Cómo se hace la Vida?
Te diré que la Vida, la Vida se
hace sorbo a sorbo, paso a paso y día a día.
Se hace
saboreando a Dios, caminándolo a lo ancho y a lo hondo, mirándolo a
través de sus colores, oyéndolo a través de sus sonidos,
palpándole la perfección y desentrañándole la luz.
La vida
se hace como trabajador de su siembra, como obrero de su palabra,
como jardinero de sus flores, como cantador de sus prodigios... como
El te mandó hacerla.
La vida se hace agitando el mundo que
llevamos dentro y descubriendo el mundo que llevan los demás.
Se
hace respirando a Dios con la fuerza de la naturaleza, con la
sabiduría de su gracia y con el impulso de sus pisadas, que van tras
nosotros para que no perdamos el camino ni se nos distraiga la
luz.
La vida se hace sufriendo, pero sin apagar nunca la
velita encendida de la fe.
La vida se hace amando, porque el
amor tiene tanto que hacer en el mundo, que no da tiempo para odios
ni rencores.
La vida se hace en el espacio de lo cotidiano, en
pequeños trozos de cada día, en ratitos, que encendemos de pasión,
en vuelos que se emprenden con besos y con sueños.
Velar y
dormir, soñar y despertar, llorar y reír, creer y dudar, caer y
levantarse:
eso
es hacer la vida.
La vida no se hace para lucir, para
exhibirse, para mostrarnos como en un escaparate de vanidad y focos
de colores.
La vida se hace en el recinto íntimo, en ese
taller de abeja trabajadora que llevamos dentro, en ese aguijón que
extrae y regala, que profundiza y endulza.
La vida se hace en
el centro de trabajo de uno mismo, con su esfuerzo silencioso,
efectivo, constante, devoto y masivo. Un esfuerzo que abre surco y un
surco hecho para que no deje de producir.
Hacer la vida no es
diseñarla a nuestro antojo, ni coserla a nuestro capricho:
es
estar siempre en las puntadas de su tela y en el estambre de su
tejido.
Hay que caminar la vida, porque es la única manera de
llegar.
Irla resolviendo con la lógica, pero emocionándola
con el espíritu y calentándola con el corazón.
La vida se
hace cuando das la mano y trasmites una corriente, cuando das una
sonrisa y cuelas la luz, das un beso y cierras los ojos, te das a ti
mismo.
¡y
parece que concentras el universo en tu corazón!
La vida se
hace en el espacio de tu mundo y en donde se libran las batallas de
los demás.
Se hace en el horizonte de ti mismo y en donde
vuelan los sueños de los otros, en la siembra frondosa de tu tierra
y en la raíz raquítica del huerto ajeno.
La vida se hace de
regalo, sin seleccionar, ni preguntar, ni escoger.
Cumple tu
misión de dar.
Déjale a Dios el balance de lo que debes
recibir.
Porque en ese libro de la generosidad, del esfuerzo y
de la entrega....
¡¡Se
hace la Vida!!